Un ruido. Alguien llama al portal. Ella se levanta de la cama, se seca las últimas lágrimas y sale por la puerta. Bajaba corriendo los interminables escalones que la separaban de él, y abre la puerta marrón. Allí estaba, sentado en el portal de enfrente, con la espalda apoyada en la puerta y las manos en los bolsillos. Se lo veía tan perfecto como siempre, en cambio, ella era el vivo retrato de su tristeza. Su pelo estaba alborotado y sus ojos algo inchados debido a las lágrimas que había derramado hace tan solo unos segundos.
- ¿Quieres subir? - logró decir ella en voz baja. Sabía que si hablaba un poco más alto rompería a llorar.
- No -dijo él mirandola mientras se levantaba- Bueno, mejor entremos en el portal, no quiero que te coja el frío.
Entraron mientras él sujetaba la puerta. Se apoyó en la pared y guardó sus manos en los bolsillos.
- ¿Qué es lo que me querías decir? -le dijo él mirandola fijamente con esa mirada que la hacía estremecer. Ella no era capaz de mirarle, miraba constantemente al suelo, sabía que si lo miraba empezaría a llorar... pero tenía que hablar, no podía quedarse callada.
- No se... Todavía no entiendo nada, por la tarde todo parecía normal y ahora me dices que he cambiado, que te trato como una mierda, que estás arto de mi pasotismo...¿A que viene eso ahora? No lo entiendo... - su voz se entrecortó debido a las lágrimas que empezaban a inundar sus ojos. Él solo le hizo un gesto con la mano y ella se acercó. La cogió por la cintura y la abrazó fuerte contra si. Ella comenzó a sollozar apoyando su cabeza en la curva de su cuello. Las lágrimas recorrían todo su rostro y no podía dejar de hacerlo, solo era capaz de llorar y llorar. Él le besaba la frente para tranquilizarla.
- Me he pasado, lo siento... He exagerado mucho... -la separó un poco para ver su rostro- Pero no quiero estar así, discutiendo contigo cada día. Quiero estar contigo para disfrutar de ti, de estar a tu lado... Yo te quiero muchísimo y no te voy a perder tan fácilmente.
Ella lo miraba mientras de sus ojos caían esas lágrimas que se rompían cuando la mano de él las secaba.
- Lo siento... -dijo ella en un suspiro- Te quiero -y lo volvió a abrazar fuerte, como si fuese a escaparse en cualquier momento y tubiese que evitarlo.
- Y yo a ti -contestó él- Si te parece bien, a partir de ahora olvidaremos que esto ha pasado. Hoy es día 13, hicimos dos meses, tubimos una recuperación de Historia y estamos muy enamorados el uno del otro.
Ella consiguió sonreir mientras se apartaba las lágrimas de la cara. Segundos más tarde se sentaron en los escalones que estaban enfrente de la puerta. Él pasó la mano al rededor de su cintura y ella apoyó la cabeza en su pecho. Él la abrazó con toda su fuerza. Ese abrazo fue un refugio para ella, lo que logró que dejara de llorar por fin, sentirlo a su lado en ese momento era lo único que podía tranquilizarla. Él pensaba que igual se había pasado bastante, verla llorar de esa manera solo lo hacía sentirse peor y deseaba que lo olvidase todo.
- Me he asustado... No quiero perderte... Te amo...
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